La vida del ahora conocido, simple y llanamente, como Andrés Mountbatten Windsor (Palacio de Buckingham, Londres, 65 años), sigue en su punto más alto de escrutinio público. El hermano de Carlos III, hijo preferido —dicen— de la fallecida Isabel II de Inglaterra y exmarido de Sarah Ferguson, lleva meses en caída libre a cámara lenta. Sus vínculos ya incuestionables con el fallecido pedófilo estadounidense Jeffrey Epstein le hicieron perder el pasado octubre los títulos de príncipe y de duque de Windsor, además de otros que ostentaba. Ahora, cuando parecía que no se le podría despojar de otro privilegio más, se acaba de quedar sin licencia de armas de fuego, es decir, sin la posibilidad de practicar libremente (y en solitario) una de sus mayores aficiones, la caza.
Aunque la retirada de su permiso de armas se ha hecho pública este lunes 22 de diciembre, fue el pasado noviembre cuando, según los medios británicos, la Policía Metropolitana de Londres (Met) se personó en el llamado Royal Lodge, la residencia situada en el complejo del Castillo de Windsor, con 30 habitaciones y 40.000 metros cuadrados, que Andrés comparte con su familia (Ferguson incluida) y en la que vive gratis, a pesar de la oposición de los británicos. Según un portavoz de este cuerpo policial, responsable de la protección real y diplomática: “El miércoles 19 de noviembre, los oficiales de licencias de armas de fuego acudieron a una dirección en Windsor para solicitar que un hombre de unos 60 años entregara voluntariamente su certificado de armas de fuego y escopeta. El certificado fue entregado y no haremos más comentarios en esta etapa”.
Citando a fuentes cercanas, el diario inglés The Sun ha publicado que la Met envió a varios agentes al domicilio de Mountbatten Windsor, quienes trataron con él a través de un ayuda de cámara —o asistente—. Esto sucedía tras haberse planteado una investigación penal para esclarecer las acusaciones contra él de haber solicitado a su agente de protección policial investigar a Virginia Giuffre, víctima de Epstein, en 2011. Aunque las pesquisas de la Policía Metropolitana han sido finalmente canceladas por falta, según informaron recientemente, de “pruebas adicionales de actos delictivos o conducta indebida”, y aunque Andrés nunca ha llegado a ser detenido, los agentes sí habrían solicitado la revocación de su licencia de armas; en su caso, escopetas de la marca James Purdey & Sons que se cree que posee.
Según los medios británicos, no se cree que se le hayan confiscado las armas de fuego, pero sí se le han impuesto condiciones estrictas para su almacenamiento y acceso. A este contexto, se suma la posibilidad de que Mountbatten Windsor se mude próximamente a una casa más modesta, conocida como Marsh Farm y ubicada a siete millas [unos 11 kilómetros] al oeste de Sandringham. Según una fuente de The Sun, “los titulares de licencias de armas deben informar a las autoridades sobre cómo guardarán sus armas en sus nuevas direcciones”. En estas circunstancias, apunta la misma fuente, “no podrá hacer cosas como usar armas por su cuenta o transportarlas, a menos que esté bajo estricta supervisión” lo que supondrá, añade, “un verdadero golpe para él”. A partir de ahora, solo podrá practicar la caza si va acompañado de otra persona con permiso para escopetas.

Este nuevo varapalo para el miembro desterrado de la familia real inglesa llega además en una fecha clave que son las fiestas navideñas. Aunque el círculo se ha cerrado cada vez más en los últimos meses en torno a él y a su exmujer —que en septiembre vio como varias organizaciones renegaban de su labor por la misma escandalosa relación con el pederasta Epstein—, parece que las hijas de la expareja, Beatriz y Eugenia de York, siguen contando con el cariño del resto de miembros reales, en concreto de su tío, Carlos III, que permitirá que sus dos sobrinas sigan siendo princesas. La prueba definitiva que garantice su supervivencia no llegará hasta el próximo 25 de diciembre, día de Navidad, cuando se sepa si finalmente acuden a la celebración navideña de todos los años en la residencia de Sandringham, a la que ya no están invitados ni Andrés ni Sarah Ferguson.
Hace 10 días, la familia de Virginia Giuffre, quien sufrió los abusos sexuales de Jeffrey Epstein y del entonces príncipe Andrés mientras era menor, se mostraba muy “decepcionada” por la decisión de no investigar penalmente a Mountbatten Windsor. “Debemos tener algún tipo de investigación que vaya más lejos. [Andrés] sigue paseando como un hombre libre. Alabo al rey, que está haciendo un gran trabajo como líder mundial sentando este precedente, pero necesitamos avanzar algunos pasos hacia delante. Es necesario que acabe detrás de las rejas”, decía a finales de octubre a la BBC Sky Roberts, el hermano de Giuffre.

