
El Gobierno de Estados Unidos y el de México han puesto el foco en los ataques criminales de drones en la frontera. Ambos países se comprometieron en una reunión convocada el pasado jueves en Ciudad de México “a fortalecer el intercambio de inteligencia y a vincular plataformas analíticas para anticipar y responder” a este tipo de ataques, según ha informado este martes el Departamento de Estado en un comunicado.
La reunión entre las dependencias de ambos países tuvo el foco en la lucha contra el fentanilo, el poderoso opiáceo sintético que deja decenas de miles de muertes por sobredosis y que ha devastado a Estados Unidos. El presidente Donald Trump firmó el lunes una orden ejecutiva para clasificar esa droga como un “arma de destrucción masiva”. Y subrayaba esa asolación que ha dejado en territorio estadounidense: “Ninguna bomba hace lo que esto está haciendo. 200.000, 300.000 personas mueren cada año, que sepamos”, expuso.
El Departamento de Estado ha respaldado este martes esa postura, al asegurar que poner fin al comercio ilícito del opiáceo sintético “es un objetivo principal de este esfuerzo”. En su escrito, expone que el Grupo de Implementación de Seguridad (SIG, por sus siglas en inglés) ha impulsado acciones “decisivas” contra los cómplices, distribuidores y las instituciones financieras relacionadas con ese comercio ilícito.
El SIG está impulsando acciones contra instituciones financieras y personas cómplices en la fabricación, distribución y venta de fentanilo y de sustancias químicas precursoras. Las delegaciones se comprometieron a acelerar los esfuerzos conjuntos para desmantelar a las Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés) y otros grupos criminales, interrumpir los flujos de ingresos ilícitos y contrarrestar amenazas emergentes.
Pero no fue el único punto controvertido cubierto durante las reuniones. Los dos países también “acordaron profundizar y agilizar la colaboración en materia de extradiciones, decomiso de activos e investigaciones sobre el robo de combustible”. Es otra de las grandes problemáticas puestas sobre la mesa en ambos países. A finales de noviembre, Estados Unidos vinculó a los Jensen, una familia estadounidense que traficó 2.900 cargamentos de petróleo crudo desde México a Texas, con la cúpula del poderoso Cartel Jalisco Nueva Generación. Washington y México se han comprometido a reunirse de nuevo en enero de 2026.
La lucha contra el narcotráfico ha sido un punto central en las políticas del presidente Trump desde su regreso a la Casa Blanca. En su primer mes de presidencia, el magnate clasificó a los carteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, una polémica medida que avivaba las voces que hablaban de una posible incursión militar estadounidense en territorio mexicano. Pero el Gobierno de Claudia Sheinbaum ha rechazado cualquier idea de intervención extranjera.

